El «aprecio» al Ejército

Fuente: Ministerio de defensa

La ministra de defensa, empeñada en su desesperada carrera sucesoria del (¡rey?) cetapé, y haciendo gala de sus dotes manipuladores ya acreditadas en tantas ocasiones, vuelve a usar la manipulación y a arrimarse al supuesto «prestigio» del ejército para hacerse notar. Lo hace en un discursito que no tiene pérdida y que reproducimos aquí.

Al parecer, dice la ministra el día de conmemoración del más conocido intento golpista del ejército español en los últimos 30 años, el ejército es la institución mejor valorada y que ha pasado de la anterior situación de recelo de los españoles a la del actual aprecio por el ejército.

Ahora bien, ¿es esto cierto?

Según los matices que queramos poner. Veamos lo que dice el CIS:

Uno, que la institución «mejor valorada»  cuenta con datos ambiguos. A la primera pregunta, que se refiere a la comparación de tres porfesiones (abogado, maestro, militar de carrera) el 7, 6% de la gente valora muy mal el militar de carrera (frente a sólo el 0,6 de valoración muy mala a profesores y el  2,6 de abogados) y solo el 8´6 valora muy bien al militar de carrera, frente al 19,2% a profesores y el 12,3 a abogados). Esta misma poca valoración se da en el caso de lo soldados, valorados muy por debajo de empresarios o comerciantes, por ejemplo.

Dos, que a la hora de preguntar a la gente qué quiere defender, la defensa para la que teóricamente sirve el ejército sale mal parada: el 42% piensa que a la patria (frente al 49% que piensa que a la patria ni de coña), frente a un 90% que piensa que hay que salvar la vida de otra persona, el 79% que piensa que lo que hay que defender es la paz o el 74% que por la libertad. Es decir, merece la pena defender lo que los ejércitos no defienden y, si no estamos mal encaminados, lo que los ejércitos agreden.

Tres, que la peña no está por la labor de la defensa militar: Así, solo en el caso de invasión militar por otro país la gente cree que está justificado el uso del ejército.  Es decir, tampoco se ve justificación para las «operaciones de paz» allende nuestras fronteras.

Cuatro, que a la gente los temas militares les enardecen poco. Así, cuando se pregunta a la gente si sigue los temas militares en los medios de comunicación, los que dicen seguirlos muy poco son más del 44 % seguido de los más de 22% que dicen que nada, porcentajes similares a los que se dan cuando la pregunta es si se habla con familiares y amigos de temas militares.

Quinto: La gente cree que se gasta demasiado en militarismo y, si le dan a elegir, preferiría gastar en otras cosas.

Todo esto matiza, a nuestro entender, el aprecio a las fuerzas armadas. La gente más bien pasa de las fuerzas armadas, aunque ya las considera una cuestión de sainete que no preocupa mucho porque no vemos a tejeros por la calle con el tricornio. Pero de ahí a lo que dice la ministra hay un largo camino que, si doña Carmen Chacón fuera tan demócrata en estos temas como en los que tienen tintes represivos según las encuestas del CIS, pediría la supresión de una institución valorada de forma tan ligera y, como se ve, poco favorable.

En todo caso nosotros queremos contribuir, cómo no,  al prestigio de las fuerzas armadas haciendo nuestra particular encuesta de opinión pero con una pregunta directa y simple, sin rodeos: ¿Apoyas la abolición del ejército?