Intento de Defensa de militarizar a los niños entre 13 y 18 años

6 de enero de 2013

Fuente:  Ministerio de Defensa.

Aberrante nos parece el concepto del Portal de Cultura de Defensa.

Nos parece mal e increíble el que los estadounidenses tengan tantos jóvenes que se lían a tiros en institutos y escuelas.  En ellos nos parece una falta grave contra los derechos humanos.  ¿En nosotros, no?

También nos parece horrible que haya niños soldados y pensamos que militarizar a los niños y niñas afecta gravemente al respeto de sus derechos humanos, sin embargo, si lo hace nuestro ejército, ¿la cosa cambia?

La historia es la siguiente:  El Campamento “Coronel Federico Cazorla Poza” del 5º ESTOL, está basado en un programa creado especialmente para jóvenes que tengan entre 13 y 18 años (ambos inclusive).

Sus principales finalidades son:
– Dar a conocer a los jóvenes los valores constitutivos de la vida castrense en las Fuerzas Armadas y más concretamente en el Cuerpo de Infantería de Marina Española. Valores tales como; Responsabilidad, Disciplina, Espíritu de Sacrificio, Espíritu de Servicio, Amor a la Patria, a su Bandera y a su Constitución, Respeto Propio, Auto-Confianza, Lealtad, Honor, etc., favoreciendo con ello a un pleno desarrollo como persona.
– Perpetuar el espíritu de compañerismo, amistad y fomentar la convivencia entre todos los jóvenes participantes, a través de la realización de las actividades programadas.

Cuando acedemos a un pdf para ver cuáles son las actividades programadas nos aclaramos mucho más de cómo van a conseguir estos altos valores castrenses:  mediante la instrucción en orden cerrado:  formaciones, desfiles y coordinación en grupo:  ¡Hip, hop, hep, aro!

Además, esta formación para el militarismo y la violencia sólo les va a salir por 790 €.

¿Queremos que nuestros menores vayan a campamentos militares a aprender del militarismo sus razones, sus metodologías y su ideología? ¿Preferimos fomentar este tipo de «campamentos» a actividades cívicas de otra índole donde puedan aprender respeto por los derechos humanos, aprecio por la cultura, solidaridad con los demás, …?


Antirepresión

21 de diciembre de 2012

Fuente:  Público.

En unos tiempos de crisis tan honda, con tantos retrocesos en los servicios que presta el estado, también en las libertades que podemos ejercer, con tanto «chorizo» llevándoselo con total impunidad, con unos partidos políticos y unos sindicatos que cada vez oyen más la consigna de que «no nos representan», la gente protesta.

Hasta ahora la mayor parte de las protestas han sido pacíficas y noviolentas, festivas y solidarias.  La gente que protestaba, todos lo sabemos, tenían razones fundadas para hacerlo.

Ante ello, el poder ha optado por un estrategia diversificada:

  • decir que los que protestan tienen razón, pero que no se puede hacer nada,
  • no hacer nada positivo en ninguna de las justas cuestiones que les están reivindicando.
  • estigmatizar a los indignados y protestones, en algunos medios de comunicación, como gente insolidaria con los consumidores o con otros trabajadores,
  • criminalizar a los indignados mediante códigos penales más duros e imaginativos,
  • limitar aún más las libertades de los que protestan y proteger, aún más a los que reprimen,
  • buscar formas, más o menos legales y nunca legítimas, de boicotear las manifestaciones mediante infiltrados, incluidos agentes del orden, se llega a decir en la noticia que recomendamos que los antidisturbios hacen política.
  • reprimir a los manifestantes a base de palos, bolas de goma, de querellas, multas, etc.

Los que protestan se han indignado aún más.  Y ya son múltiples las protestas cada día, unas convergen con otras, se mezclan, se apoyan, se complementan, …

Tanto la represión como las protestas ocurren en múltiples países.

Las organizaciones están preocupadas porque sus militantes, y ellas mismas, tienen que asumir elevados costos en multas, represión, juicios, etc.  ¿Cómo se puede dar respuesta a esta situación?

1.-  No es momento, ni es posible políticamente echarse atrás:  «Hay pocas conquistas sociales, por no decir ninguna, que se hayan conseguido sin la protesta».

2.-  Parece que los gobiernos tienen un objetivo claro:  que a su violencia se conteste con violencia.  Ello, piensan, podría llevar a que los movimientos se escindiesen y a que la violenciadel status quo quedase justificada.

3.-  Hay que señalar claramente las responsabilidades de los partidos tradicionales.  Quizá algunos no son responsables de la violencia, pero tampoco están cerrando filas con los represaliados y su postura de apoyo es, en la mayoría de las ocasiones, muy tímida e interesada (poco creíble).

4.-  Es necesario construir alternativas en muchos aspectos de la vida política y «obligar» a los partidos tradicionales a debatir y asumir las propuestas alternativas.

5.-  La coordinación y solidaridad interna son cada vez más necesarias.  Son imprescindibles.  Aguantar la represión solos y/o en pequeños grupos en más difícil que hacerlo de manera masiva y coordinada.


El militarismo como indicador de violencia de género

13 de diciembre de 2012

D% C3% ADa + Internacional

Fuente:  Cimac.

Aunque es intuido y/o sabido desde siempre, no está mal que nos recuerden que el militarismo y sus valores (machismo, sumisión, jerarquía, violencia, encubrimiento bajo el paraguas de la obediencia debida, …) sigue siendo un indicador claro de violencia de género.

Efectivamente, allí donde hay bases militares se dan más casos de violencia sexista, cada vez está más en boga utilizar la violencia de género como factor militar, sobre todo contra la población civil.

Así, las activistas advierten que la violencia sexual durante y después de los conflictos armados  se utiliza para reforzar las jerarquías políticas y de género, y como táctica para impulsar el miedo, humillar y castigar a las mujeres, sus familias y sus comunidades.  El ejemplo que nos ponen en el artículo es sobrecogedor:  en República Democrática del Congo se reportan cerca de 1.100 violaciones al mes, con un promedio de 36 mujeres y niñas violadas cada día.  Se cree que más de 200.000 mujeres han sufrido violencia sexual en ese país africano desde que está en guerra civil.

Otra fuente, el Comité Internacional de la Cruz Roja, nos cuenta datos en el mismo sentido:  sea en la República Democrática del Congo o en Colombia, Afganistán o Irak, para citar tan sólo algunos ejemplos, millones de mujeres y niñas llevan la peor parte en las guerras de hoy, a menudo porque son destinatarias de actos de violencia deliberadamente ejercidos contra ellas como método de guerra. Están particularmente expuestas a la violencia sexual y a otros abusos. En muchos casos, la guerra las obliga a desplazarse, las separa de sus familiares y obstaculiza su acceso a los alimentos, al agua potable y a la atención médica. También puede suceder que las mujeres queden a cargo del mantenimiento de sus familiares como único sostén de familia.  Algunas de las posibles consecuencias de esa violencia son la estigmatización y el rechazo de las víctimas y el colapso de las normas sociales y culturales.

Recomendamos ver el siguiente vídeo que da mucho que pensar sobre este problema:

http://www.citytv.com.co/videos/799976/impactante-campana-contra-la-violencia-sexual-hacia-las-mujeres-en-la-guerra

¿Cuál es la alternativa a ambas lacras?  Parece que su solución está íntimamente unida.  Nosotros pensamos que esto es así porque ambas son manifestaciones coherentes con el actual paradigma dominante, el de dominación violencia, tanto en lo político, social, como en lo económico y en los cultural.


MIl millones de habitantes en barrios marginales. La violencia estructural se hace patente

13 de noviembre de 2012

Es muy ilustrativo: Mil millones de personas viven condenadas a una injusticia impuesta por estructurs injustas en barrios marginales a lo largo y ancho del mundo.

Estas personas no viven en la marginalidad por casualidad, por su culpa o por fatalidad. Viven así a consecuencia de todo un sistema mundial de relaciones que genera dominacion y violencia contra las personas, contra el medio ambiente y contra las otras especies. Un sistema con ganadores y perdedores, con beneficiarios  y perjudicados.

Si somos más drásticos, viven así porque nuestro modo de vida les condena y les somete.

Por eso es necesaria la lucha social, desde un enfoque alternativo a la dominación y la violencia, para transformar esta realidad que nos condena a todos a la injusticia.

El video siguiente es muy ilustrativo


94.000 violaciones como arma de guerra en Colombia.

15 de octubre de 2012

Recomendamos el siguiente audio en el que en sólo 7 minutos el programa Países en conflicto de RTVE nos hace un recorrido pavoroso por el uso de las violaciones en Colombia como arma de guerra.

Son víctimas olvidadas, pero son decenas de miles las mujeres (niñas, jóvenes y ancianas) violadas en Colombia por todas las partes en conflicto.  94.000 mujeres violadas entre 2001-2009.  Más del 80 % nunca llega a denunciar los hechos, por miedo a las consecuencias o por descreimiento en la protección del sistema, ya que el 90 % de estos delitos quedan impunes.

Escuchar audioPaíses en conflicto - Violaciones en Colombia

Atentado contra una niña por defender su derecho a estudiar: Otro ejemplo de violencia cultural y estructural

13 de octubre de 2012

Benazir+Bhutto

Fuente: Publico

Nos informa Público que Malala Yusufzai, de 15 años, ha sido operada de los dos tiros que el machismo dominante en Paquistán le ha propiciado por defender en público su derecho a estudiar y reivindicar de forma pacífica un cambio cultural para las mujeres paquistaníes y para toda la sociedad en la que ella vive.

La niña mostró el camino de la coherencia con su acción cotidiana y desafiante, e iba todos los días a su escuela a estudiar, a pesar de que los dueños de su región tenían prohibido que las mujeres estudiasen y la tenían condenada a muerte por su desafío.

Ahora, los violentos han cumplido su amenaza, pero no han ganado la batalla: la niña no sólo vive, lo cual es muy buena noticia para ella y para todos los demás, sino que su causa se ha vuelto conocida además de ejemplar y su metodología de lucha se nos ha hecho próxima, y tal vez todo ello sea una piedra más en el camino por romper las ataduras del autoritarismo machista mundial y local.

Pero leamos el comunicado de los agresores para conocer a fondo la prédica de violencia cultural y estructural que quieren perpetuar estos tipos que han ejecutado la orden de muerte: «Estamos a muerte contra la coeducación y el modelo educativo secular, y la ‘sharía’ nos ordena ir contra él».

Tal vez aquí, desde la comodidad occidental de leer el periódico sentados donde estas cosas no pasan y nos podemos indignar sin alterar las relaciones que se dan entre nosotros; parece que hablamos de otro mundo que no es el nuestro.Pero ¿es esto así? ¿No resuena un tufillo parecido al que, de modo por supuesto mucho más aséptico, se usa aquí para justificar culturalmente la sumisión de las mujeres o su relegación a espacios, actividades o relaciones de segunda fila?

Tenemos la impresión de que el argumentario patriarcal y la ideología machista forman uno de los grandes pilares de nuestro paradigma de dominación y violencia y que son a la vez causa y efecto perversos de gran parte de la violencia (cultural y estructural) que existe en el planeta.

Violencias cultural y estructural unas veces solapadas y soterradas y otras, como el caso que comentamos, groseramente visibles y terroríficas, pero en todo caso, necesarias para mantener un estado de cosas inmoral y que debemos liquidar.

Curiosamente, esta «restauración» por la violencia del orden que practican ciertos grupos sociales y esta lucha contra los cambios es a lo que los señores de la guerra llaman paz y es la paz a la que aspiran: una paz como mantenimiento del status quo y como sumisión de todos a sus ideales, por brutales que sean.

Salvo que nuestra paz no es su paz (o tal vez llamamos paz a lo que ellos llaman guerra) y lucha, como ha hecho la niña Malala Yusufzai, desde la noviolencia , por desterrar y desbordar la imposición de esas violencias.


Violencia en las calles

23 de septiembre de 2012

Camila+Vallejo

No sabemos si los cargos de cualquier ministerio del interior del mundo son clónicos o es que la pésima creatividad es un virus que se ceba con los policías, pero el caso es que un ministro del interior de un país de «democracia radical», tipo España, suele tener las mismas iniciativas (y a veces idénticas motivaciones y obsesiones) que uno de una dictadura furibunda, tipo Venezuela o Marruecos (que no se diga que marginamos a nadie) y acaba mandando a los guardias a dar mamporrazos a los que protestan en las calles y haciendo campañas de intoxicación (de pésimo y nada original gusto) para pedir la colaboración ciudadana contra la insurgencia, la protesta, la algarada o la «violencia callejera».

Ahora nuestro ministro de la porra, que por cierto es un pío devoto del opus dei, ha iniciado una campaña de estas para que los patriotas informatizados tuiteen sus chivatazos a la pasma y denuncien «la violencia en las calles»

Coincide esta campaña con la organización cívica de la protesta del 25 S, en la que se pretende pasear y rodear por fuera el congreso para que se visibilice lo malrepresentados que estamos y nuestro disgusto por este tipo de politicos extractivos y esta política a favor de unos pocos que padecemos. En cierto modo, un apoyo a la democracia de verdad y una exigencia de que ésta tenga lugar.

Pero seamos cívicos, ya que la policía nos lo pide con tan buenos modales, y denunciemos la violencia:

Por ejemplo, la violencia estructural que puede verse «en las calles», concretamente al contemplar las largas colas de parados a quienes una tramposa «eficiencia» y «racionalidad» económica ha dejado sin trabajo y sin ingresos para que así seamos más competitivos.

O la violencia de unas leyes que en la prática han provocado la desprotección social de millones de personas en nuestro estado y las deja sin casa, sin recursos, sin médico y «en la calle».

O la grosera violencia de comprobar las diferencias de rentas y de esfuerzos (que se pueden ver en las calles de nuestras principales ciudades según paseemos por sus manzanas más pijas o por sus suburbios) entre los más pudientes (y que por cierto no pagan igual impuestos que los otros) y los demás.

O la violencia cultural de hacer prevalecer valores machistas, autoritarios, justificadores de la violencia en la prensa escrita, los noticieros e incluso en la «cultura» que nos trasnsmien nuestras élites.

O la violencia de un militarismo que detrae más de 36.000 millones de euros y nos endeuda para comprar armas con las que se ejerce la violencia contra otros pueblos, con nuestros propios soldados y «en la calle».

Ayudemos a la policía a ver que en cuestión de violencias, las más groseras y graves de las que ocurren en las calles no son, precisamente, las que ellos tienen metidas en sus obsesas cabezas, sino las que defienden con sus cachiporras.


LA INSOPORTABLE VIGENCIA DE LA VIOLENCIA Y LAS IDEAS DE LA PAZ

21 de julio de 2012

Avenida + Revoluci% C3% B3n% 2C + Tijuanafuente: Publicado en el periódico semanal es.hora el 13 de julio 2012 

Por mucho que se hable de la paz y se ensalce como ideal, lo cierto es que en nuestra cultura la paz no se entiende desde sí misma y desde sus contenidos propios, sino desde la violencia y la mentalidad violenta.

Resulta asombroso y turbador comprobar como, sin ir más lejos, la explicación de la paz en cualquier libro de texto viene dada no como una historia de sus hitos principales a lo largo del tiempo, o como la explicación de sus logros en elevar la conciencia humana sobre la miseria y la crueldad imperante, sino como una sucesión de períodos de calma chicha entre guerra y guerra, dando a entender que la paz, al menos la paz a la que realistamente podemos aspirar, no es otra cosa que la ausencia de guerra y que su preparación, en consecuencia, sólo es la acumulación de fuerza y violencia organizada para cuando llegue el momento de la nueva conflagración. Para más desolación, ni siquiera los “estudios” de la paz y los institutos dedicados a ellos suelen trazar una historia de la paz (como si la paz no tuviera historia) y se dedican a otro tipo de cosas.

¿Por qué esto ocurre así? Desde nuestro punto de vista porque estamos atrapados en un círculo vicioso, en un paradigma de dominación y violencia que nos aporta, desde el nacimiento, no sólo la comprensión de la realidad a partir de estos dos ejes (dominación y violencia), sino también los modos operativos y prácticos para diseñar nuestros objetivos (mediante la dominación y la violencia como medio y fin), las metodologías desde las que actuamos en la práctica, los sentimientos y, en fin, nuestro modo de relacionarnos y nuestras aspiraciones de cara al mundo y a nosotros mismos.

Por eso el tema de la violencia es tan central en nuestras vidas y, paradójicamente, a pesar de ser el peor de los males que pesa sobre nuestra existencia, aparece a su vez como algo reverenciado y “natural” incluso por quienes aspiramos a cambiar el mundo (la violencia es definida desde ciertas izquierdas como madre de la historia) y, según han afirmado tantos, como algo inevitable pero útil en el quehacer político habitual y, con igual lógica, en las metodologías de quienes  queremos cambiar las cosas.    Lee el resto de esta entrada »


El militarismo de base en Estados Unidos

8 de julio de 2012

¿Cómo puede ser que la población de un país entero no se inmute cuando se invade a un país, a otro, a otro, …?  ¿Cómo puede ser que no se inmuten cuando sus políticas provocan violencia directa y estructural en las relaciones internacionales, económicas y sociales con todos los demás países?  ¿Cómo se va a prohibir la producción y el comercio de armas, si pegar tiros es lo que entienden por pasárselo bien?

Pues porque existe un cultura violenta que, día a día, fomenta la violencia, el militarismo, la concepción del otro como un enemigo, el individualismo, …

En el siguiente vídeo se muestra claramente un aspecto de esta cultura de exacerbación de la violencia, del armamentismo, …:


¡No, no soy español!

1 de julio de 2012

Fuente:  Revistatenea.

En el artículo que referenciamos vuelve el más rancio nacionalismo patrio.

¿Argumentaciones?  Pues bastante curiosas:  estamos en semifinales de la eurocopa, Alonso ha ganado el gran premio de Valencia, Nadal nos tiene contentos a todos, …  El deporte nos hace sentir más españoles y nos hace estar más juntos animando y haciendo piña para empujar a estos jóvenes deportistas.

Todo esto hace que sea lógico ensalzar también que haya españoles en Valencia jurando la bandera, y también en el País Vasco, pasando por Valencia, Canarias, Murcia, Madrid, y un largo etcétera.

Y, ¡cómo no!, todo lo anterior nos lleva a que:  los ciudadanos se han acercado a sus Fuerzas Armadas, no sólo en el Día de su festividad (cuyo acto central de este año se celebró el 2 de junio en Valladolid), sino que ha sido algo que se ha continuado haciendo en días posteriores.  Ciudadanos anónimos que se merecen un respeto y, por qué no, admiración.  

¿Acaso no merecemos también respeto y, por qué no, admiración, todos aquellos ciudadanos que no juramos bandera porque nos parece rancio y carente de sentido?  ¿Estaría permitido un acto público de antibeso a la bandera, de antijura a la bandera?

Porque los que no estamos por estos actos de alabanza al nacionalismo sí que somos anónimos y sí que nos sentimos acosados por el sentir nacionalista (supuestamente mayoritario) sea de donde sea.

¿Cuál es la forma de la jura de bandera?:  «¡Españoles! ¿Juráis o prometéis por vuestra conciencia y honor guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, con lealtad al Rey y si fuera preciso entregar vuestra vida en defensa de España?».

¿Y si no estamos por guardar muchas de las cuestiones que consagra la actual constitución, y si queremos una honda reforma de la misma?  ¿Ya no somos españoles?  ¿Nos habéis echado?  ¿Nos hemos ido?  ¿Nos obligaría nuestro honor y nuestra conciencia a comernos nuestras ideas con patatas porque es lo que hay y es lo que debe haber por los siglos de los siglos, amén?

¿Y si no somos monárquicos o no nos cae bien un rey derrochador, militarista, campechano en los hospitales cuando se los abren en domingo para no molestarnos a los demás, colándose a todas las listas de espera?  ¿Y si no nos gusta que se hereden los privilegios? ¿Y si no estamos orgullosos de la historia de despropósitos que nos han contado y que al parecer es lo que hace España?

¿Y si preferimos la noviolencia para resolver los conflictos y nos da un poco de reparo entregar nuestra vida si fuera preciso, sobre todo, si somos conscientes de que los que damos la vida siempre somos los mismos y que en muy pocas ocasiones nuestro rey, príncipe, primer ministro, presidente del tribunal constitucional, jefe del estado mayor de la defensa, jerifaltes variosetc, son los que mueren por «sus ideas»? ¿Y si descubrimos que sus ideas no son nuestras ideas?

¿Y si no nos creemos las esencias de eso que llamáis España?

¿Merecemos respeto?  ¿Merecemos tener un rey que también nos respete  a nosotros y sea antimonárquico y antimilitarista? ¿O es que nos habéis echado de España y sólo cabéis vosotros?  Porque dar por sentado que todos somos iguales y además, iguales a vosotros, nos parece un claro ejemplo de violencia cultural.

En fin, todo patético.  Bueno, todo no porque nos alegra encontrar al final del artículo el buen consejo de que las mujeres que vayan a jurar bandera no lleven carmín en los labios, para no manchar la bandera.  Y es que en lo militar, todo está reglado y muy apañado.